Megaestafador brasileño amenaza, pero no desmiente acusaciones de lavado de dinero

Alberto “Beto” Amarilla tiene una estela de antecedentes en su país por reiterados hechos de estafa y estuvo bajo la lupa por hacerse pasar por agente de la Policía Federal, detective privado y hasta colaborador de la CIA. Ahora, haciendo gala de su cobardía, manda amenazar a periodistas por las publicaciones que lo vinculan con el crimen organizado en la frontera.

Según denuncias de su mismo entorno, gerencia con su familia una casa de juegos online dedicada al blanqueo de capitales de la mafia. Los investigadores lo sindican como testaferro de los presuntos narcos detenidos en Brasil, Lindomar Reges Furtado y Marcus Vinicius Espíndola, con quienes operaba limpiando dólares a través de una casa de cambios en Paraguay.

“Beto” Amarilla es conocido por la Policía como un embaucador de empresarios y actúa como un fantasma en Paraguay, donde ya consiguió que borren hasta la foto de su cédula de identidad en los registros, según fuentes. Hoy se parapeta en el exclusivo Paraná Country Club, jactándose de tener protección policial.